El mundo y sus protagonistas


lunes, 30 de agosto de 2010

¿2025, un mundo sin agua?

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Los científicos y expertos en geopolítica están haciendo sonar las alarmas con estadísticas y pronósticos contundentes. En ese panorama apocalíptico, los datos ya hablan de un futuro árido y lleno de conflictos. La idea persigue un objetivo claro: que los números de víctimas por la escasez de agua potable logren captar la atención de los líderes más poderosos del planeta para que empiecen a tomar nota de lo que se viene.

Se calcula que en el año 2025 unas 1.800 millones de personas habitarán en regiones con absoluta escasez de agua como consecuencia de los desajustes producidos por el cambio climático.  Consideran que seguirán creciendo en intensidad las sequías, las inundaciones, las tormentas, el derretimiento de los glaciares y la elevación de los niveles del mar.

Un informe de las Naciones Unidas da cuenta de que 1.197 millones de personas carecen de acceso a fuentes de agua y 2.742 no tienen vertederos cloacales. Una investigación del Worldwatch Institute del año 2005, estima que en el "2015 cerca de 3.000 millones de habitantes -el 40 por ciento de la población mundial estimada para esos años- vivirán en países con stress hídrico, debido al crecimiento demográfico". Se habla de estrés hídrico cuando la oferta de agua es muy inferior a la demanda de la población. En la actualidad, cerca de 1.400 millones de personas, casi todas en países en desarrollo, se enfrentan diariamente con las filosas espadas de la amenaza ambiental.

 

 

La falta de agua y los desastres ambientales han obligado a miles de ciudadanos de todo el orbe a migrar a otros territorios en procura del sustento mínimo para sobrevivir. Este fenómeno ha dado lugar a los llamados refugiados ambientales, son los peregrinos que deambulan por los desiertos que va creando el hombre con sus descuidos, los que quedan al margen de los edificios de la modernidad y van en busca de un oasis que les dé un tiempo de respiro. En 2004, se hablaba ya de 30 millones de seres en esa condición, cifra que en el 2050 podría elevarse a 150 millones de almas migrando por el planeta, según estimaciones del panel Intergubernamental de Cambio Climático.

El agotamiento de acuíferos y la desecación de pozos han forzado a desplazarse a muchos habitantes de aldeas e incluso de ciudades enteras, como en Sana'a, la capital de Yemen o en Quetta, la capital de la provincia de Baluchistán, en Pakistán.

Para el 2050, se sumarían 3 mil millones de personas a la población mundial - se estima que pasaremos de ser 6.000 millones a 8.900 millones , que en su mayor parte vivirán en países en donde ya están disminuyendo las reservas de agua.

El crecimiento de la población engrosará más aún las filas de los refugiados del agua, que abundarán especialmente en regiones áridas y semiáridas. En el noroeste de India muchas aldeas ya han sido abandonadas por el agotamiento de sus acuíferos. En China, en los territorios del norte y en el oeste, también deberán emigrar por la falta de este recurso vital para la subsistencia.

 

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"Más de 4 mil niños mueren a diario en el mundo por contraer enfermedades relacionadas con la escasez de agua potable. Cerca de 900 millones de seres humanos no cuentan con agua limpia y 125 millones de niños viven en casas que no tienen fuente de agua potable", señala un informe de Telesur.

Muy pocos han tomado conciencia de que la cantidad de agua en el planeta es finita y que su mala utilización en las industrias y en el uso doméstico traerá graves consecuencias inmediatas. Pero hay otro dato que muestra las desigualdades en su consumo: el 70 por ciento del agua que se utiliza en la actualidad a nivel mundial está destinada a la agricultura.

 

Las guerras del futuro

Los analistas están viendo que la insuficiencia de agua potable en el planeta puede resultar en un probable foco de conflictos bélicos para mantener el control del recurso. El agua se convertirá en el oro del futuro y se lo compara con el petróleo, por quien se han urdido guerras y ocupaciones para dominar su valor de mercado, custodiar sus reservas y dosificar la cuota de barriles diarios que se producen.

Los conflictos que podrían suscitarse entre estados por la apropiación de los recursos hídricos son una amenaza real para la seguridad global. Actualmente, la disminución de la disponibilidad de agua en Medio Oriente, Asia y en el África subsahariana, ha aumentado el riesgo de enfrentamientos entre naciones.

 

 

La amenaza de luchas armadas no es sólo una hipótesis de estudio académico, en los últimos 50 años se combatió por el agua en 37 ocasiones y, en 27 de ellas, se enfrentaron Israel y Siria por el cauce del Jordán y el Yarmuk.

En cada continente han aparecido diferentes conflictos relacionados con el uso del agua para consumo humano y para la agricultura. En África, desde el año 1961, el lago Chad se ha reducido en un 95 por ciento, en una zona donde se sitúan las fronteras de Nigeria, Chad, Níger y Camerún.  La exagerada explotación de las zonas cultivables y los golpes cada vez más frecuentes del cambio climático han provocado una grave crisis hídrica en más de 9 millones de personas. Además, la explosión demográfica del continente pronto podría encender la mecha del polvorín de la desesperación y, con ello, acarrear nuevas consecuencias sociopolíticas. Hoy, en el continente africano, la falta de agua afecta a 300 millones de personas y provoca la muerte de 6.000 habitantes al año.

También, de las aguas del Nilo dependen cerca de 160 millones de seres que viven en los diez países que comparten la cuenca. La protección del extenso río fue pautada por el Reino Unido y Egipto en 1929, estableciendo que ningún país podía realizar construcciones que reduzcan el volumen de agua que llega a la tierra de los faraones. Hace poco tiempo, Tanzania planteó la realización de un acueducto para riego de zonas agrícolas. Esta clase de necesidades podrían aparecer en el horizonte con mayor frecuencia por las feroces sequías y por la presión de la población en riesgo.

En América del Sur, todas las miradas están puestas en el Amazonas, un rincón de vida abundante en bosques, ríos y fauna. Algunos estudios realizados plantean que la Amazonia tendría muchas dificultades por el aumento de las temperaturas y la disminución de las lluvias, lo que impediría mantener los bosques y seguir cultivando soja, monocultivo que permitió un cierto despegue de Brasil en su política agropecuaria. A ello, se suma la preocupación por la deforestación, un asunto que es tema de seguridad nacional para nuestros vecinos, puesto que han redistribuido sus tropas en las fronteras del gran pulmón verde.

 

               Mapa de zonas ricas y escasas en agua en el mundo

                       Fuente: PNUMA

 

El poder y las corporaciones van por las grandes reservas

El agua también es un negocio que crece y que mueve cerca de 300.000 millones de dólares en el mundo por la privatización del consumo a manos de embotelladoras privadas. Sus ganancias ya superan a las de la industria farmacéutica. El proceso comenzó con el aval de la OMC, que permitió la comercialización de los recursos naturales. Así, gobiernos de todo el mundo fueron cediendo el mercado del agua a las grandes megacorporaciones como Vivendi, Suez o RWE. El agua embotellada y de marca se ha convertido en un mercado millonario. Por ejemplo, en Irán, una botella de un cuarto de litro cuesta 6 dólares.

La privatización del producto permitió erigir una industria de las más prósperas en el área de las bebidas. El agua se convirtió en poco tiempo en un producto de marca, que no sale de la canilla sino de un envase con nombre y apellido. Para tener una real dimensión del potencial del negocio basta con recordar lo que menciona la empresa Coca Cola, predice que su agua, que en algunos países es más cara que la gasolina, terminará dando en pocos años mayores beneficios que sus gaseosas.

En este contexto, los países más poderosos no se plantearán cómo extender por miles de kilómetros las cañerías para poder transportar el petróleo. Ahora, arman estrategias para acceder a los sitios donde están las mejores reservas de agua potables del planeta y estudian de que manera serán llevadas a sus tierras. Tal vez, los buques que antes albergaban el oro negro, en el futuro se readaptarán para cuidar de que el oro blanco llegue limpio e insípido a los hogares de sus connacionales. 

 

 

En silencio y sin pausa, se acelera el fenómeno de la militarización de las grandes reservas de agua pura del mundo y de las máscaras con que se presentan, algunos casos, bajo la excusa de la protección de las potencias extranjeras. En este sentido, muchos analistas creen que la guerra preparada en Irak perseguía otros fines estratégicos: el control de los dos ríos más importantes del Oriente Medio. Allí, el agua es tan valiosa como el petróleo.

Existen ejemplos más cercanos para seguir ilustrando el nuevo mapa geopolítico nacido para captar cuencas hídricas de magnitud. En Argentina, una investigación del Centro de Militares para la Democracia hace referencia a la " cíclica presencia del comandante del ejército del sur en la Triple Frontera". Esta incursión extranjera estaba justificada, en su momento, por la defensa antiterrorista de la cuestionada zona, pero los analistas sugieren que el verdadero objetivo es tomar el control del Sistema Acuífero Guaraní, un reservorio natural inmenso que está en las corrientes subterráneas del lugar. El Guaraní es en realidad un sistema de acuíferos que alcanza a unos 1,2 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales 840 mil se encuentran en Brasil, 225 mil en Argentina, 71 mil en Paraguay y 58 mil en Uruguay.

 

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                                  Mapa del Acuífero Guaraní 
                             Fuente: Centro Argentino de Estudios Internacionales
                             Programa Recursos Naturales y Desarrollo

 

Circula desde el año 2003 una versión que habla de la aparición de un documento presentado al Pentágono que advertiría sobre las posibilidades de que ocurran cataclismos ambientales y emergencias sanitarias que producirían migraciones a gran escala. El informe señalaba que por esos sucesos climáticos se producirían confrontaciones militares para apropiarse de los recursos naturales esenciales: energía, alimentos y agua. Por ello, el tema de la escasez de agua dejará de ser un motivo de estudio exclusivamente científico en cuanto el conflicto comience a rozar a los países más poderosos.

La revista Fortune expresó: "El agua promete ser en el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX, el bien precioso que determina la riqueza de las naciones".

"El agua en el planeta es un milagro de equilibrio. El volumen de agua en el mundo ha permanecido casi estable desde sus orígenes", señala la revista National Geographic en español. Ese equilibrio ancestral hoy no existe, los que manejan los hilos del poder internacional detentan esas prerrogativas.

 

                                  Foto: National Geographic


Sólo el 3 por ciento del agua del planeta es potable y se agota día a día. La contaminación, la deforestación, el uso indiscriminado para abastecer ciertas industrias, como la de celulosa y los negocios que se tejen alrededor del recurso, dibujan un panorama geopolítico conflictivo para las próximas décadas. Con ello, se pondrían en juego los límites de la soberanía sobre los recursos naturales y se correrían las fronteras de los poderosos a los sitios donde aún quedan las reservas de la vida.

 


Lic. Walter Calabrese

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