El mundo y sus protagonistas


viernes, 25 de marzo de 2011

No se puede ignorar

El 24 de marzo de 1976 no es un día más, tampoco es un feriado para escaparse del ruido. A pesar de que el tiempo suele resignificar los acontecimientos históricos por el peso de nuevas revelaciones que modifican los viejos mapas y sus habitantes, el inicio de la dictadura siempre será un hierro filoso que sigue produciendo heridas. Hay 30 mil razones para que no podamos olvidar esa nefasta jornada en la que se inició una tortuosa caminata por un túnel demasiado oscuro.

Se puede ser de derecha o de izquierda, blanco o negro, cristiano o ateo, lo que no se puede ser es ignorante. Es decir, no se puede ignorar un genocidio ni la persecusión por motivos ideológicos, religiosos o raciales. La violencia siempre debe condenarse porque es un insulto a la inteligencia humana. El violento recurre al atropello porque no tiene argumentos ni recursos éticos para obrar con valentía y honradez. La violencia es el último escalón de la ignorancia, porque allí sólo pueden ver la negrura de sus almas, nada más que eso puede asomar ante sus ojos.

                   En la ESMA se detuvieron y torturaron clandestinamente a 5000 personas

El terrorismo de Estado es un esfuerzo sin sentido perpetuado para silenciar voces que puedan disentir y para reorganizar la nación a favor de sus intereses y negocios. Por el contrario, la democracia es disentir con respeto, valorando lo que el prójimo hace y dice a pesar de las diferencias políticas o sociales. En ese juego de opuestos, el pueblo ha aprendido a reconocer los resultados de cada cual. Entonces, es allí cuando la presión democrática se posiciona para restaurar el orden institucional y social. En ese camino, se recurre a la justicia para castigar los crímenes que creían cometer con una impunidad que se eternizaría para protegerlos.

                  Video: Homenaje a los 30 mil desaparecidos y soldados caídos en Malvinas

En democracia se puede soñar, debatir libremente, escribir, publicar, proyectarse, discutir y consensuar. De todo ello, surge un hombre más libre, mejor preparado para vivir en sociedad, porque cada sueño alimenta una esperanza nueva y motoriza sus energías en algo constructivo. La política también puede despertar y movilizar a la ciudadanía en pos de una nación más equitativa y justa.

La historia es un espejo valioso en el que se pueden mirar una y mil veces las caras de algunos necios que pretendieron vestirse de héroes. Sin duda, esas páginas que escribieron con sangre sólo dejan ver que no daban la talla, estaban vestidos para matar, la única materia que habían aprobado en sus academias militares.

Los necios por un tiempo se creen leyenda, pero luego la infalible factura de la historia llega y los pone en su sitio, bien en el fondo del tacho de basura. Al ver la figura de un genocida queda poco por contar, la pestilencia lo invade todo, porque huelen como las aves carroñeras que se alimentan de los animales en descomposición abandonados a su suerte en el desierto. Quedan tan desprestigiados ante la sociedad que ni siquiera pueden  contarles a sus nietos lo que ellos consideraban una hazaña. Hagamos por un instante ese ejercicio de mirar los rostros de los dictadores para decir nunca más, basta de Pinochet, Videla, Galtieri, Mubarak, Khadafy, Fidel Castro, Ben Ali, basta de persecuciones, de apartheid, de empujar al inmigrante a golpes para que vuelva a su tierra.

                                     La dictadura avasalló las libertades individuales

Dar vida es quizás el valor más preciado para una madre, es un don que le da Dios para ser coparticipe de su obra. ¿Quién, entonces, puede atreverse a quitarle esa vida a una familia? Sin embargo, los uniformados y sus cómplices civiles despreciaron el valor de 30 mil vidas. Eso nunca se puede olvidar.

Esta fecha debe permanecer en la memoria para que Nunca Más puedan aparecer estas extrañas aves de rapiña que se alimentan de sus pares. También, podemos aprovechar el Día Nacional de la Memoria para recordar todos los crímenes de lesa humanidad que ocurrieron en el mundo. En todas las latitudes y épocas se ha perseguido al hombre por su ideología, raza, creencia religiosa o por ser un inmigrante. Vale recordar algunos casos para ejercitar la reflexión y la memoria:

. El genocidio armenio en mano de los turcos
. El holocausto nazi
. El exterminio de aborígenes en las campañas al desierto, en el oeste de EEUU.
. La matanza de mujeres en Ciudad Juárez, en México, a manos de los narcos
. La dictadura de Pinochet y las estrategias del Plan Cóndor
. Las guerras inútiles en donde se bombardearon aldeas civiles: Vietnam, Irak, Libia
. Las bombas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki, uno de los exterminios masivos más
  atroces de la humanidad.
. La persecusión y encarcelamiento por motivos políticos en Cuba, Egipto, China, Costa
  de Marfil, Corea del Norte y muchos más.
. La caza de inmigrantes en Arizona y estados limítrofes con México.

No se puede ignorar la barbarie ni la violencia de Estado, ni aquí ni en ningún lugar del mundo. En este sentido, podemos ejercer nuestra memoria y nuestra voz para reclamar libertad, justicia y democracia donde no la hay. Esto no es una utopía abrigada por militantes, Egipto es una prueba de ello: se instalaron en la Plaza Tahrir hasta desplazar a Mubarak, un vetusto títere que era presentado como un puente entre occidente y el mundo árabe. El pueblo egipcio demostró que algo cambió, que los pueblos oprimidos ya no soportan tanta asfixia institucionalizada para contentar a los “gendarmes globales”. Una vez más, quedó en evidencia que los EEUU sólo se preocupan cuando corren algún riesgo las reservas de petróleo de la región o afectan otra área de sus intereses geopolíticos. Eso también es violencia de Estado, peor aún cuando se la ejerce desde una posición hegemónica. En Latinoamérica sabemos bastante de ello.

                                Mujeres y jovenes exigiendo democracia en Egipto

La revolución democrática acaecida en Egipto es la contracara de la dictadura militar. Tal vez, esa magnífica lección de libertad y valentía nos pueda servir para acompañar a nuestra memoria con un poco más de esperanza.

Tomemos esta fecha para recordar que no se puede ignorar la pérdida de ninguna vida, cada uno de los desaparecidos tenía sueños, gritemos con fuerza que nadie tiene derecho a privarnos de ellos.

Lic. Walter Calabrese

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