Durante
tres días se reunieron en Washington en el CPAC, donde 10.000 electores
republicanos eligieron a Romney en el popular sondeo. El resultado no garantiza
ningún triunfo, en 2008 había triunfado sobre John McCain, quien luego ganó las
primarias y posteriormente fue derrotado en las presidenciales por el actual
jefe de la Casa Blanca.
En la
medición realizada en el CPAC, Romney logró el apoyo de un 38% de los 3.408
sufragios, le siguieron Rick Santorum con el 31%, Newt Gingrich el 15% y Ron
Paul 12 %.
También
se preguntó cuál sería el candidato vicepresidencial ideal para el partido
republicano, el 34 por ciento eligió a Marco Rubio, el senador de Florida.
A pesar
de los números obtenidos en la convención republicana, en el ala más
conservadora del partido siguen desconfiando de Mitt Romney. Por eso, el ex
gobernador de Massachusetts mantuvo reuniones con líderes del Tea Party y con
pastores evangélicos para buscar mayor consenso entre sus seguidores. Romney
lleva una pesada carga ante los ojos de la comunidad evangélica estadounidense
por ser de la religión mormona.
El futuro
de las internas republicanas sigue siendo incierto, porque las encuestas no
logran evaluar el verdadero pulso político de los electores. “Lo único que demuestra el
triunfo de Santorum el martes en Minnesota, Missouri y Colorado es que tratar
de adivinar quién va a ganar la nominación republicana es imposible bajo las
actuales circunstancias”, aclaró a Univision.com el analista político
Ariel Rivera. “La disconformidad con los candidatos republicanos es muy alta
como para que las tendencias expresadas en las encuestas sean definitivas”,
aseguró Rivera.
Ningún
sondeo había dado ganador a Santorum en los tres estados que triunfó. Rivera
remarcó que Romney “tiene mucha oposición” entre el público republicano, se
habla de un 40% de rechazo. A ello, hay que agregarle que las victorias de
Santorum generaron mayor incertidumbre dentro del partido, puesto que lo ven al
precandidato católico como un conservador más puro frente a la imagen de
moderado que muestra Romney.
Esos
vaivenes en la interna podrían debilitar a Romney para cuando llegue la
Convención Republicana en Tampa durante el mes de agosto. Además, el continuo murmullo
dentro del partido sobre sus credenciales de conservador “light” marcaría un
notorio desgaste en su imagen de cara a las presidenciales de noviembre
si lograra imponerse como candidato de los republicanos. En este contexto, si
los números de la economía acompañan a Obama es muy posible que su camino a la
reelección quede más al alcance de sus posibilidades.
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