Todos los años celebramos el
Día del Escritor el 13
de junio, recordando el nacimiento de Leopoldo Lugones en 1874. Fue el
fundador de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), autor de una
pluma punzante y polémica, protagonista de decisiones controvertidas,
como su adhesión al golpe militar de Uriburu en 1930. Esa postura
contrastó con su afiliación al Partido Socialista, etapa en la que
escribió en el periódico La Montaña.
Cabe preguntarse, desde nuestra actualidad, a la luz de los procesos
cívico-militares que fueron empañando la vida política e intelectual del
país, si la figura de Lugones es representativa de la argentinidad
democrática.
Leopoldo Lugones
Existen muchos escritores que dignificaron las letras sin manchar la
bandera. Podríamos considerar evaluar la posibilidad de modificar la
fecha y renombrar el aniversario para recordar a otro autor. Tomás Eloy
Martínez u Osvaldo Soriano tienen el respeto de gran parte de la
ciudadanía, serían dignos exponentes de nuestras letras para festejar su
nacimiento honrando esta noble profesión.
Más allá de esta paradójica situación que se suscita cuando debemos
agasajar en democracia a un partidario del golpismo, es una buena
oportunidad para brindar por aquellos argentinos que desde su pluma
abrieron un espacio para la reflexión y la lectura. Esto debemos
festejar,
las victorias que se ganan en la lectura,
porque en ese tiempo la imagen no puede desplazarnos hacia la mera
distracción. Tenemos que celebrar el trayecto que tiene cada libro en
la vida de una persona. Los libros nos han permitido que nuestra
imaginación se adentrara en mundos nuevos, retratados en espacios casi
inimaginables, pero verosímiles.
La creatividad es hija de la imaginación, que se alimenta básicamente
de libros e ideas. Leer, leer,leer… abre las puertas del ingenio y nos
acerca a ciertas certezas que nos sería imposible reconocerlas desde el
desconocimiento o la apatía.
Sin duda, enfrentarse a la hoja en blanco es una de las aventuras más
apasionantes, porque se puede, desde el inconmensurable mundo psíquico
del autor, crear personajes y situaciones para que las creamos.
La
creación se legitima en la creencia, pues es en lector donde culmina la
obra y se cristaliza en un océano de significaciones diversas.
“El escritor escribe su libro para explicarse a sí mismo lo que no se puede explicar”.
Gabriel García Márquez
“En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos duerme,
tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano”.
Camilo José Cela
“Creo que parte de mi amor a la vida se lo debo a mi amor a los libros”
Adolfo Bioy Casares
“No hay mejor fragata que un libro para llevarnos a tierras lejanas”
Emily Dickinson
Un saludo para todos los escritores en su día, que disfruten
la compañía de la palabra para crear y comunicar mundos posibles o
nuevos.
Lic. Walter Calabrese