Las fuerzas políticas tunecinas expusieron sus posiciones este sábado
con el objetivo puesto en la conformación de un nuevo gobierno, tarea
encomendada al islamista Ali Larayedh, quien fuera nombrado primer ministro el
viernes. El nuevo mandatario será el encargado de hallar una fórmula para resolver
la crisis institucional del país.
Rached Ghannouchi, el jefe del partido islamista Ennahda, anunció en la noche del viernes a la agencia
oficial TAP que se buscará en las negociaciones ampliar la actual coalición de
gobierno. Junto al partido Ennahda, la actual alianza incluye al Congreso por
la República (CPR), del presidente Moncef Marzouki, y Ettakatol, ambos de centroizquierda.
Ghannouchi que busca integrar también al movimiento Wafa (disidentes del CPR) y
a Libertad y Dignidad (islamistas independientes).
El
asesinato del opositor de izquierda Chokri Belaid, el pasado 6 de febrero, complicó el panorama político del país Foto: AP
Sin embargo, Ghannouchi reconoció que no se ha logrado decidir hasta
ahora quiénes ocuparían los puestos clave de los ministerios de Justicia,
Relaciones Exteriores e Interior. Por su parte, Ettakatol y el CPR condicionan
su respaldo al gobierno a la designación de personalidades independientes en
esas áreas.
Ali Larayedh sucede en el cargo a Hamadi Jebali, también islamista,
quien dimitió esta de semana luego de fracasar en el intento de formar un
gobierno de tecnócratas. Ennahda se opuso a esa propuesta aduciendo que las
elecciones de octubre de 2011 le confirieron legitimidad para gobernar.
El panorama político de Túnez se vio empañado por el asesinato del
opositor de izquierda Chokri Belaid, el pasado 6 de febrero. A partir de ese
episodio, todo cambió para el gobierno de Jebali, pues sumó un nuevo conflicto
al áspero clima social envuelto por la frustración que genera en la población
el desempleo y la miseria, antecedentes que motivaron el derrocamiento de Ben
Alí en enero de 2011 y que encendió la mecha de la primavera árabe. Aquella
lucha del pueblo por una mejor calidad de vida no permitió que las cosas
cambiaran en el paisaje tunecino.
A todo esto, se suma el estancamiento en que ha quedado el proceso de
elaboración de la Constitución debido, en parte, al incierto destino del nuevo
régimen, lo que también impide la organización de nuevas elecciones.
El islamista Ali Larayedh, prometió el viernes formar un gobierno para
"todos los tunecinos y tunecinas". Para ello, tendrá que conciliar
las posiciones del ala más dura de su partido -que no es partidario de ceder
espacios de poder- con los socios
actuales e intentar algún acercamiento a la oposición laica para atender sus
demandas.
La crisis de Túnez ha entrado en un complejo laberinto político que sólo
podrá resolverse con acuerdos que contemplen los requerimientos de todas las
fuerzas partidarias. Lo que más presiona son las urgencias de la población que
deambula entre la decepción y la furia, dos elementos que combinados ya han
hecho caer a Ben Alí. Entonces, deberán moverse rápido para que la impaciencia
no supere a los tiempos políticos.
Informe de Euronews
No hay comentarios:
Publicar un comentario