A un día de los comicios el primer
ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se dirigió al electorado indeciso en la
última jornada de campaña. Puso su acento una vez más en los temas que pueden
resultar una amenaza para Israel y en la necesidad de resistir la presión
internacional sobre la construcción de nuevos asentamientos en territorio
palestino.
Las encuestas anuncian un posible triunfo de
Netanyahu con el partido Likud y su aliado Yisrael Beitenu, pero podrían
perder algunos escaños. En la oposición, quedan los 32 partidos que van en una
feroz carrera por la caza del voto indeciso, que estaría rondando el 15,3 % del
electorado.
Los analistas anticipan que algunos partidos buscan
el voto que les permita luego formar parte de la coalición oficialista. También
aseguran que la campaña ha sido más entusiasta en las páginas de Facebook que
en las propias calles del país.
Sin embargo, Netanyahu mantiene su preocupación por
los números de algunos sondeos que le otorgan entre 34 y 36 escaños de los 120
que están en disputa. Por ello, en su retórica de campaña recurre a tocar las
fibras nacionalistas de los votantes remarcando las amenas que provienen del
exterior. "El problema en Oriente
Medio radica en el intento de Irán de construir armas nucleares, las
armas químicas en Siria y el extremismo islámico que se extiende en África
amenazando inundar toda la región", enfatizó el primer ministro en una
reunión con cinco senadores estadounidenses.
Luego, envió un mensaje al presidente Obama: “Les
he dicho que la historia no perdonará a aquellos que permitieron a Irán dotarse
con armas nucleares. Era y sigue siendo la misión principal no sólo nuestra
sino también de Estados Unidos".
Los planes de Netanyahu en la campaña electoral apuntan a posicionar en
la mente del elector las amenazas latentes que penden sobre el pueblo de
Israel. En el arco opositor, en tanto, organizan sus discursos en torno a temas
sociales, las dificultades del acceso a la vivienda por los costos y el proceso
empantanado de paz con los palestinos.
Si los sondeos fueran absolutamente precisos, el Likud obtendría un
número inferior a las 42 bancas que actualmente conforman con el partido de Avigdor
Lieberman (Israel Beteinu). Si esa alianza obtuviera una cifra inferior a 35
podría considerarse una derrota personal para Netanyahu.
La realidad política de Israel marca que mañana surgirá un Parlamento
atomizado que tendrá la difícil misión de formar el 33° gobierno en 65 años de
historia del país. La conformación final quedará en manos de los indecisos,
incluso si ellos mismos fundaran un partido político alcanzarían los 18
escaños.
Mañana se descifrará este laberíntico tablero político, enigmas de un
país que está encerrado en una parcela en Medio Oriente, zona que viene
soplando vientos de cambio. La incertidumbre pasa por saber hacia dónde se
dirige la ráfaga islamista que ya ha llegado a estremecer el corazón de África
en Argelia y en Malí. Tal vez, el discurso de Netanyahu alcance a muchos si se
mira sólo para afuera.
Informe Visión 7
Lic. Walter Calabrese
No hay comentarios:
Publicar un comentario