El
pueblo jordano acudió a las urnas este miércoles para renovar la Cámara de
Diputados, la participación fue del 56,4%, una cifra superior a la esperada,
puesto que la oposición liderada por los islamistas y los sindicalistas junto a
movimientos de izquierda habían llamado a boicotear los comicios para reclamar
reformas estructurales del Estado y en los poderes de la monarquía.
El
pueblo debía optar entre 1.425 candidatos para ocupar los 150 escaños de la
Cámara Baja, con el dato saliente de que se presentaron 191 mujeres, algo poco
frecuente en esas latitudes. Se habían registrado para votar 2,3 millones según
datos de la Comisión Independiente de Elecciones.
Por
otra parte, el régimen jordano vigente no permite la renovación del Senado
mediante el voto popular, sino que los legisladores son elegidos por el rey.
El
rey Abdalá II entendió que había que realizar algunos cambios para calmar los
reclamos de la población y evitar el efecto que ha producido la caída de cuatro
regímenes en la región. Pero la oposición islamista, en particular, habla de
que todo lo propuesto por el rey es sólo un retoque cosmético para mantenerse
en el poder.
En
las elecciones parlamentarias ganaron una gran mayoría de candidatos tribales
progubernamentales, un signo visible del lento proceso de reforma de la
monarquía, que intenta presentar una imagen más sobria con la reina Rania, que
ha cambiado los eventos de la alta sociedad por actividades relacionadas para
combatir la pobreza o fomentar la educación. Asistió a la conferencia anual
del Foro Económico en Davos y la semana pasada participó en una conferencia
sobre pobreza energética en Emiratos Árabes Unidos.
La
Cámara baja podrá ahora elegir el primer ministro, facultad que antes dominaba
el rey, y tendrá a su cargo la seguridad nacional y la política exterior. Son
cambios que no alteran el poder casi absoluto que mantiene el rey Abdalá II.
“Creo que las elecciones son un momento importante, sobre todo dado el
hecho de que en los meses previos ha habido en Jordania una voluntad de
permitir un debate público sobre asuntos que hasta ahora han sido tabú. Es
reflejo de una región cambiante, en la que las expectativas públicas son
diferentes a hace dos años”, explicaba un asesor
del Instituto Internacional Republicano de Estados Unidos, observador internacional
en los comicios. “Ahora la cuestión es si esas reformas serán cosméticas o
estructurales. Depende de qué continuidad se dé desde palacio a los cambios”.
En los últimos meses, la familia real se esmerado por mantener un perfil
de poca exposición pública, en contraposición a la vida fastuosa que fastidiaba
a la población. La oposición acusa al gobierno de haber mantenido una vida de lujo mientras el país padece una difícil
situación económica, con un desempleo que trepa al 12,5%, una renta per capita de 4.400
euros y la deuda pública cercana al 60% del PBI. Los recortes en los subsidios permitió que el
precio del gas se disparara en un 54%.
“Los cambios cosméticos como esos no significan nada para la población
que busca una reforma sustancial que de verdad signifique algo”, afirmaba Labib
Kamhawi, un importante politólogo jordano. Y agregó: “esos retoques no
contribuyen a un verdadero cambio del status quo, y es más, pueden frustrar a
la ciudadanía, que en este periodo postelectoral tiene grandes expectativas
sobre el camino que sigue la nación”.
El director del Centro Al Quds para los Estudios Políticos de
Jordania, Oraib Al Rantawi, considera que el país podría en el futuro alcanzar
el status de una monarquía constitucional plena. “No sé exactamente cuándo
sucederá. Depende del balance de poderes y de cómo evolucione el bloque
reformista”, remarcó. “Estamos en un momento en el que no hay suficiente
presión ni interna ni externa sobre el régimen. Para algunos poderes, como
Estados Unidos, es más importante la estabilidad que hacer grandes gestos a
favor del reformismo. Y el movimiento popular de oposición aun es débil, y está
dividido, no como en Túnez o Egipto”.
No obstante las acusaciones de fraude, los 7.000 observadores
internacionales ratificaron que los comicios fueron justos y transparentes. En
verdad, para los opositores el problema mayor es la baja cantidad de
legisladores que pueden ser ocupados por candidatos que pertenecen a una
agrupación política, sólo 27 escaños. Los restantes 123 bancas corresponden a
los postulantes que se presentan de manera individual y que mantienen lazos
familiares y tribales con el gobierno. Por eso, los opositores hablan de
reformas mínimas para maquillar el escenario político con simples gestos que no
cambian los verdaderos problemas de fondo.
Para los Hermanos Musulmanes, las elecciones legislativas son una simple
"comedia teatral, en la que no participaremos. Forma parte de los trucos
del Rey para ganar tiempo y bloquear cualquier movimiento hacia unas reformas
reales y genuinas", definió Zaki Bani Irsheid, uno de los jefes
islamistas a la agencia AP.
El mayor desafío que debe enfrentar el gobierno autocrático de Abdalá II es la delicada situación de la economía
del país y las exigencias del FMI. También comienzan a vislumbrarse los riesgos y efectos colaterales de la guerra en
Siria, que ha obligado a 300.000 habitantes sirios a refugiarse en Jordania, un
número que ha desbordado la capacidad del país para manejar la situación.
Además, los Hermanos
Musulmanes presionan para que el monarca respalde a los que enfrentan al
régimen sirio. Incluso ya han advertido que hay más de 12.000 sirios en las
inmediaciones de la frontera jordana alistados para salir de Siria tras la
feroz ofensiva que lanzó el gobierno en la provincia de Daraa. "Realmente
estamos enfrentándonos a una crisis de refugiados", reconoció un vocero de
las fuerzas armadas a la agencia oficial Petra.
El
tiempo del rey en el poder dependerá de múltiples factores, pero si no resuelve
de inmediato la insatisfacción popular provocada por los aumentos de los
precios de los combustibles y el transporte público, a lo que sumó la quita de
subsidios, el clima social puede acelerar el proceso de reformas.
La
rebelión árabe marcó un hito en el tablero de la región, será Jordania la
próxima pieza en caer. Habrá que ver cómo mueve las piezas el rey Abdalá II y
observar si los “gestos” de la reina Rania pueden distraer a las torres
islamistas que comienzan a avanzar lentamente como peones.
Informe de Euronews
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