El mundo y sus protagonistas


jueves, 6 de octubre de 2011

Somalia se desangra entre el hambre y la guerra interna

En un país en donde la paz es un extraño refugio, en la jornada del martes se produjo un atentado con un coche bomba contra la sede de ministerios en Mogadiscio, la capital somalí. El ataque suicida fue uno de los más cruentos, dejó 100 muertos y más de 150 heridos, en el momento en que padres y estudiantes se acercaban para obtener unas becas.

Los islamistas de Al-Shabab, a quien se los vincula con Al-Qaeda,  se adjudicaron el criminal ataque. El grupo terrorista se había retirado de la ciudad hace dos meses cuando fueron desplazados por tropas gubernamentales respaldadas por efectivos de la Misión Africana en Somalia.

La matanza es un indicio más de la grave situación política y humanitaria por la que atraviesa Somalia en la se entremezclan sequías, hambrunas, crisis alimentaria y acefalía política. Hace 20 años que no funciona un gobierno central con total autoridad sobre la región. A pesar del esfuerzo de Occidente por apuntalarlo, las autoridades somalíes sólo pueden controlar unas pocas ciudades de la nación.

                                             Video sobre el atentado en Mogadiscio

Este país ha sido desangrado por una interminable guerra civil que comenzó en 1991, cuando el dictador Mohamed Siad Barré fue derrocado. A partir de allí, el territorio quedó a merced de los llamados señores de las guerras tribales, los delincuentes y los ejércitos islámicos.


La sombra del hambre

La inseguridad alimentaria llega a niveles críticos y ha empujado a muchas familias a buscar una mejor calidad de vida en otros países. En el mes de septiembre, el presidente de la Media Luna Roja Somalí, Ahmed Mohamed Hassan indicó que “cerca de un 20 por ciento de los somalíes sufre desnutrición aguda”. Según la ONU, más de doce millones de personas son afectadas por una de las peores sequías que se ha dado en el Cuerno de África.

La Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), advirtió sobre la extensión de la hambruna en Somalia si se sigue actuando tan lentamente. La entidad emitió una nueva alerta para dar a conocer la crisis alimentaria que ya afecta a cinco regiones de esta nación, en donde 3.600.000 pobladores corren el riesgo de perder sus vidas.



El Director General de la FAO, Jacques Diouf, advirtió que la ayuda sigue llegando tardíamente a las zonas con mayor necesidad y que es imperioso atacar el problema a fondo y desde su raíz. "Es inadmisible que en nuestra época, con los recursos financieros, las tecnologías y la capacidad técnica a nuestra disposición, más de 12 millones de personas corran peligro de morir de hambre", concluyó el líder de la FAO para hacer un llamado de atención a la comunidad internacional, instándolos, a su vez, a que inviertan más recursos en agricultura a mediano y largo plazo para estar preparados y evitar así otras crisis alimentarias. Esto también permitiría mantener el financiamiento de la ayuda de urgencia para catástrofes humanitarias como la que sufre actualmente África.

                                             Informe Visión 7 Internacional

"Están disponibles planes completos de inversión que ya han sido aprobados, pero falta el financiamiento. Si los gobiernos y sus socios no invierten ahora, la terrible hambruna que intentamos combatir actualmente volverá y será una vergüenza para la comunidad internacional", advirtió Diouf. 


Los niños invisibles

En un mundo donde se habla todo el tiempo de cifras millonarias para rescatar bancos y empresas, de pérdidas millonarias en las principales Bolsas por la crisis financiera mundial, resulta lejano, ante esos ojos que contemplan ese único panorama global, la pérdida de vidas en un continente abandonado a su suerte.






En África, los niños aparecen como simples cifras que se reiteran y que dan por sentado que forman parte de la geografía de esas latitudes. Esa mirada miope del mundo los convierte en invisibles, en números que se mencionan para hablar de la tremenda tragedia, en niños desnutridos que viven lejos.
Unos 190 mil chicos que viven en el sur de Somalia corren el riesgo de morir por malnutrición aguda por causa de la hambruna, alertó UNICEF. 

En 2011,  63.400 niños con desnutrición aguda severa fueron admitidos en los programas de alimentación terapéutica de Unicef, de los que 547 murieron, es decir, el 1,2 por ciento.



Los guerrilleros bloquean la ayuda humanitaria

La hambruna afecta a unas 350 mil personas en dos provincias que están dirigidas por rebeldes islámicos. La guerrilla Shebab obstaculiza la llegada de alimentos y medicamentos que llevan las ONG, pensando que con ello evitan la promoción de una contrainsurgencia. 

Muchos han fallecido en los últimos meses, algunos caminan durante días buscando llegar a las aldeas en la frontera con Etiopía, en la región de Gedo. Allí, esperan recibir ayuda para luego seguir hasta los campamentos de refugiados de ese país.


 
La comunidad internacional envía donativos y víveres, pero el camino para llegar hasta los lugares más necesitados está lleno de dificultades, en particular, en las regiones del sur y el centro controladas por los Shebab. Muchos de los que emigran para huir de la hambruna deben pagar un “peaje” a los guerrilleros islámicos, por lo que pierden el poco dinero y alimentos que llevan.


Somalia, tierra de muchos y de nadie

Tras una extensa guerra civil, Somalia logró instaurar un gobierno transitorio que quedó bajo la órbita de las Naciones Unidas y la Unión Africana. Entre ellos, aparece EEUU, quien ejerce un rol de “mediador”. En ese entramado político funciona el Parlamento, en el que están representados los diferentes clanes. 

Sin embargo, en la realidad aparecen otros protagonistas que hacen que el país se divida en múltiples estados gobernados por bandas armadas. De hecho, las zonas que dominan estos grupos extremistas son inaccesibles, incluso para las fuerzas de la ONU. El panorama no podría ser peor, los insurgentes realizan acciones armadas para quedarse con los alimentos y medicinas que envían los organismos internacionales. 



Decisiones que duelen

La hambruna se ha convertido en un arma cruel que aniquila almas sin piedad. Hace pocas semanas, trascendió la noticia de que una madre tuvo que elegir a qué hijo salvar. La mujer llevaba a una hija de un año en su espalda y a un niño de 4 años de la mano, en una larga caminata hacia Kenia, buscando esquivar las garras del hambre.

En un momento de la travesía, el niño cae por el calor, la sed y el hambre. La madre intentó reanimarlo echándole agua sobre su cabeza. El nene no reaccionaba y buscó ayuda en las otras familias que caminaban junto a ella, pero ninguna se detuvo, todos caminaban como zombis preocupados por su propia supervivencia. Esas circunstancias la obligaban a tomar una rápida decisión, o morían los tres o se salvaban dos. Tuvo que optar por lo que le decía su instinto de supervivencia. 



Este relato tomo difusión mediática, pero es sólo uno más de los miles que se ven a diario por esta triste tierra de nadie. Las organizaciones internacionales estiman que más de 29.000 niños menores de cinco años murieron por hambre en los últimos cuatro meses.

Si el mundo no despierta, veremos a un país sin niños y sin piedad. 

Si nos alertamos mirando los números de la crisis financiera global, cabe preguntarse por qué cuesta tanto conmoverse con estas cifras que hablan de vidas que no pudieron prosperar.

Mientras la geopolítica de las potencias sigue involucrándose en guerras para recuperar territorios estratégicos donde huele a petróleo, el mundo todavía sangra por la herida que más duele: la de ver a sus niños morir descalzos en el desierto con la boca seca y el estómago partido por el hambre.

Un niño con hambre es cruel, millones es un genocidio. 



Lic. Walter Calabrese

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