El mundo y sus protagonistas


lunes, 30 de agosto de 2010

¿2025, un mundo sin agua?

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Los científicos y expertos en geopolítica están haciendo sonar las alarmas con estadísticas y pronósticos contundentes. En ese panorama apocalíptico, los datos ya hablan de un futuro árido y lleno de conflictos. La idea persigue un objetivo claro: que los números de víctimas por la escasez de agua potable logren captar la atención de los líderes más poderosos del planeta para que empiecen a tomar nota de lo que se viene.

Se calcula que en el año 2025 unas 1.800 millones de personas habitarán en regiones con absoluta escasez de agua como consecuencia de los desajustes producidos por el cambio climático.  Consideran que seguirán creciendo en intensidad las sequías, las inundaciones, las tormentas, el derretimiento de los glaciares y la elevación de los niveles del mar.

Un informe de las Naciones Unidas da cuenta de que 1.197 millones de personas carecen de acceso a fuentes de agua y 2.742 no tienen vertederos cloacales. Una investigación del Worldwatch Institute del año 2005, estima que en el "2015 cerca de 3.000 millones de habitantes -el 40 por ciento de la población mundial estimada para esos años- vivirán en países con stress hídrico, debido al crecimiento demográfico". Se habla de estrés hídrico cuando la oferta de agua es muy inferior a la demanda de la población. En la actualidad, cerca de 1.400 millones de personas, casi todas en países en desarrollo, se enfrentan diariamente con las filosas espadas de la amenaza ambiental.

 

 

La falta de agua y los desastres ambientales han obligado a miles de ciudadanos de todo el orbe a migrar a otros territorios en procura del sustento mínimo para sobrevivir. Este fenómeno ha dado lugar a los llamados refugiados ambientales, son los peregrinos que deambulan por los desiertos que va creando el hombre con sus descuidos, los que quedan al margen de los edificios de la modernidad y van en busca de un oasis que les dé un tiempo de respiro. En 2004, se hablaba ya de 30 millones de seres en esa condición, cifra que en el 2050 podría elevarse a 150 millones de almas migrando por el planeta, según estimaciones del panel Intergubernamental de Cambio Climático.

El agotamiento de acuíferos y la desecación de pozos han forzado a desplazarse a muchos habitantes de aldeas e incluso de ciudades enteras, como en Sana'a, la capital de Yemen o en Quetta, la capital de la provincia de Baluchistán, en Pakistán.

Para el 2050, se sumarían 3 mil millones de personas a la población mundial - se estima que pasaremos de ser 6.000 millones a 8.900 millones , que en su mayor parte vivirán en países en donde ya están disminuyendo las reservas de agua.

El crecimiento de la población engrosará más aún las filas de los refugiados del agua, que abundarán especialmente en regiones áridas y semiáridas. En el noroeste de India muchas aldeas ya han sido abandonadas por el agotamiento de sus acuíferos. En China, en los territorios del norte y en el oeste, también deberán emigrar por la falta de este recurso vital para la subsistencia.

 

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"Más de 4 mil niños mueren a diario en el mundo por contraer enfermedades relacionadas con la escasez de agua potable. Cerca de 900 millones de seres humanos no cuentan con agua limpia y 125 millones de niños viven en casas que no tienen fuente de agua potable", señala un informe de Telesur.

Muy pocos han tomado conciencia de que la cantidad de agua en el planeta es finita y que su mala utilización en las industrias y en el uso doméstico traerá graves consecuencias inmediatas. Pero hay otro dato que muestra las desigualdades en su consumo: el 70 por ciento del agua que se utiliza en la actualidad a nivel mundial está destinada a la agricultura.

 

Las guerras del futuro

Los analistas están viendo que la insuficiencia de agua potable en el planeta puede resultar en un probable foco de conflictos bélicos para mantener el control del recurso. El agua se convertirá en el oro del futuro y se lo compara con el petróleo, por quien se han urdido guerras y ocupaciones para dominar su valor de mercado, custodiar sus reservas y dosificar la cuota de barriles diarios que se producen.

Los conflictos que podrían suscitarse entre estados por la apropiación de los recursos hídricos son una amenaza real para la seguridad global. Actualmente, la disminución de la disponibilidad de agua en Medio Oriente, Asia y en el África subsahariana, ha aumentado el riesgo de enfrentamientos entre naciones.

 

 

La amenaza de luchas armadas no es sólo una hipótesis de estudio académico, en los últimos 50 años se combatió por el agua en 37 ocasiones y, en 27 de ellas, se enfrentaron Israel y Siria por el cauce del Jordán y el Yarmuk.

En cada continente han aparecido diferentes conflictos relacionados con el uso del agua para consumo humano y para la agricultura. En África, desde el año 1961, el lago Chad se ha reducido en un 95 por ciento, en una zona donde se sitúan las fronteras de Nigeria, Chad, Níger y Camerún.  La exagerada explotación de las zonas cultivables y los golpes cada vez más frecuentes del cambio climático han provocado una grave crisis hídrica en más de 9 millones de personas. Además, la explosión demográfica del continente pronto podría encender la mecha del polvorín de la desesperación y, con ello, acarrear nuevas consecuencias sociopolíticas. Hoy, en el continente africano, la falta de agua afecta a 300 millones de personas y provoca la muerte de 6.000 habitantes al año.

También, de las aguas del Nilo dependen cerca de 160 millones de seres que viven en los diez países que comparten la cuenca. La protección del extenso río fue pautada por el Reino Unido y Egipto en 1929, estableciendo que ningún país podía realizar construcciones que reduzcan el volumen de agua que llega a la tierra de los faraones. Hace poco tiempo, Tanzania planteó la realización de un acueducto para riego de zonas agrícolas. Esta clase de necesidades podrían aparecer en el horizonte con mayor frecuencia por las feroces sequías y por la presión de la población en riesgo.

En América del Sur, todas las miradas están puestas en el Amazonas, un rincón de vida abundante en bosques, ríos y fauna. Algunos estudios realizados plantean que la Amazonia tendría muchas dificultades por el aumento de las temperaturas y la disminución de las lluvias, lo que impediría mantener los bosques y seguir cultivando soja, monocultivo que permitió un cierto despegue de Brasil en su política agropecuaria. A ello, se suma la preocupación por la deforestación, un asunto que es tema de seguridad nacional para nuestros vecinos, puesto que han redistribuido sus tropas en las fronteras del gran pulmón verde.

 

               Mapa de zonas ricas y escasas en agua en el mundo

                       Fuente: PNUMA

 

El poder y las corporaciones van por las grandes reservas

El agua también es un negocio que crece y que mueve cerca de 300.000 millones de dólares en el mundo por la privatización del consumo a manos de embotelladoras privadas. Sus ganancias ya superan a las de la industria farmacéutica. El proceso comenzó con el aval de la OMC, que permitió la comercialización de los recursos naturales. Así, gobiernos de todo el mundo fueron cediendo el mercado del agua a las grandes megacorporaciones como Vivendi, Suez o RWE. El agua embotellada y de marca se ha convertido en un mercado millonario. Por ejemplo, en Irán, una botella de un cuarto de litro cuesta 6 dólares.

La privatización del producto permitió erigir una industria de las más prósperas en el área de las bebidas. El agua se convirtió en poco tiempo en un producto de marca, que no sale de la canilla sino de un envase con nombre y apellido. Para tener una real dimensión del potencial del negocio basta con recordar lo que menciona la empresa Coca Cola, predice que su agua, que en algunos países es más cara que la gasolina, terminará dando en pocos años mayores beneficios que sus gaseosas.

En este contexto, los países más poderosos no se plantearán cómo extender por miles de kilómetros las cañerías para poder transportar el petróleo. Ahora, arman estrategias para acceder a los sitios donde están las mejores reservas de agua potables del planeta y estudian de que manera serán llevadas a sus tierras. Tal vez, los buques que antes albergaban el oro negro, en el futuro se readaptarán para cuidar de que el oro blanco llegue limpio e insípido a los hogares de sus connacionales. 

 

 

En silencio y sin pausa, se acelera el fenómeno de la militarización de las grandes reservas de agua pura del mundo y de las máscaras con que se presentan, algunos casos, bajo la excusa de la protección de las potencias extranjeras. En este sentido, muchos analistas creen que la guerra preparada en Irak perseguía otros fines estratégicos: el control de los dos ríos más importantes del Oriente Medio. Allí, el agua es tan valiosa como el petróleo.

Existen ejemplos más cercanos para seguir ilustrando el nuevo mapa geopolítico nacido para captar cuencas hídricas de magnitud. En Argentina, una investigación del Centro de Militares para la Democracia hace referencia a la " cíclica presencia del comandante del ejército del sur en la Triple Frontera". Esta incursión extranjera estaba justificada, en su momento, por la defensa antiterrorista de la cuestionada zona, pero los analistas sugieren que el verdadero objetivo es tomar el control del Sistema Acuífero Guaraní, un reservorio natural inmenso que está en las corrientes subterráneas del lugar. El Guaraní es en realidad un sistema de acuíferos que alcanza a unos 1,2 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales 840 mil se encuentran en Brasil, 225 mil en Argentina, 71 mil en Paraguay y 58 mil en Uruguay.

 

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                                  Mapa del Acuífero Guaraní 
                             Fuente: Centro Argentino de Estudios Internacionales
                             Programa Recursos Naturales y Desarrollo

 

Circula desde el año 2003 una versión que habla de la aparición de un documento presentado al Pentágono que advertiría sobre las posibilidades de que ocurran cataclismos ambientales y emergencias sanitarias que producirían migraciones a gran escala. El informe señalaba que por esos sucesos climáticos se producirían confrontaciones militares para apropiarse de los recursos naturales esenciales: energía, alimentos y agua. Por ello, el tema de la escasez de agua dejará de ser un motivo de estudio exclusivamente científico en cuanto el conflicto comience a rozar a los países más poderosos.

La revista Fortune expresó: "El agua promete ser en el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX, el bien precioso que determina la riqueza de las naciones".

"El agua en el planeta es un milagro de equilibrio. El volumen de agua en el mundo ha permanecido casi estable desde sus orígenes", señala la revista National Geographic en español. Ese equilibrio ancestral hoy no existe, los que manejan los hilos del poder internacional detentan esas prerrogativas.

 

                                  Foto: National Geographic


Sólo el 3 por ciento del agua del planeta es potable y se agota día a día. La contaminación, la deforestación, el uso indiscriminado para abastecer ciertas industrias, como la de celulosa y los negocios que se tejen alrededor del recurso, dibujan un panorama geopolítico conflictivo para las próximas décadas. Con ello, se pondrían en juego los límites de la soberanía sobre los recursos naturales y se correrían las fronteras de los poderosos a los sitios donde aún quedan las reservas de la vida.

 


Lic. Walter Calabrese

Todos los derechos reservados Corresponsal Digital 

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domingo, 11 de julio de 2010

Polonia dirige su mirada a Europa

El domingo 4 de julio el pueblo polaco acudió a las urnas para decidir en el ballottage el futuro de los próximos cinco años de gobierno. El triunfo fue para el liberal Bronislaw Komorowski, que obtuvo el 53,01 por ciento de los sufragios contra 46,99 de su rival, Jaroslaw Kaczynki, el candidato conservador del partido Ley y Justicia.

Con la victoria de la derecha liberal, el país inicia su camino para avanzar en la integración europea. Komorowski siempre se ha mostrado partidario de una rápida adopción del euro y de acercarse a países con los que había conflictos, como Alemania y Rusia. Durante la campaña resaltó la importancia de lograr una mejor relación con los actores más prósperos de la Unión Europea.

El trayecto para entrar en la zona euro requiere de un estricto ajuste del cinturón para que Polonia se alinee con los requerimientos que se imponen desde Bruselas. El triunfo podría limpiar el camino al Gobierno actual para acelerar las reformas estructurales que proponen para insertarse favorablemente y, para ello, necesita reducir el déficit público por debajo del 3 %.

Esas medidas de austeridad afectarán al sistema de salud, el régimen de pensiones y producirán una depuración de la administración pública.
Sin embargo, la celebración por el mensaje europeísta queda en cierta forma frenada por las tendencias que quedaron perfiladas para las parlamentarias del 2011, momento en donde se definirá la libertad de acción del gobierno para llevar a cabo sus cambios.

Iniciar reformas y recortes drásticos antes de esos comicios claves podrían generar malestar en una población que se muestra dividida y que marca la idea de dos Polonias.

Por un lado, Komorowski obtuvo el mayor respaldo en el Oeste del país, la zona más próspera y en las ciudades importantes. En cambio, Kaczynski venció en el sector Este del país y en las áreas rurales. Además, los dos candidatos llegaron a la elección muy igualados y el resultado estuvo decidido principalmente por el voto de la izquierda polaca. En este sentido, el Gobierno podría encontrar otro freno a sus apetencias reformistas y privatizadoras, a las cuales se opone el líder progresista Napieralski, quien se encargó de recordarles que “sin nuestros 1,8 millones de partidarios Komorowski no sería ahora presidente”.

Mientras tanto, Kaczynski ya se prepara para la próxima batalla en el 2011. En su partido han evaluado muy favorablemente la estrecha distancia que separó a los candidatos en el resultado de los comicios, mantuvo los 6 puntos de diferencia de la primera vuelta y se consolida con el máximo opositor. Durante la campaña, su mensaje euroescéptico que propone una férrea defensa de los valores católicos (planteando la continuidad del legado de su hermano), permitió que subiera en la intención de voto en las últimas semanas debido al temor que existe entre los polacos de un contagio de la crisis económica europea. Al mismo tiempo, la simpatía hacia el mandatario del hermano fallecido trágicamente en el accidente aéreo de abril, también reforzaba la adhesión a favor del dirigente ultraconservador.

Por ello, se comienza a especular sobre la conveniencia de poner en marcha las reformas liberales que anhela llevar adelante el Gobierno de Donald Tusk, incluso algunos analistas aseguran que poco cambiará hasta que se celebren las elecciones parlamentarias en 2011.

Cómo fue la campaña

Para llegar con posibilidades de ganar en la segunda vuelta los dos candidatos se vieron obligados a tratar de captar el apoyo de los votantes de la izquierda. Las estrategias comenzaron a moldear algunos mensajes y, en las últimas semanas de campaña, Kaczynski moderó su discurso al correrse algo hacia el centro y bajar los decibeles del relato antieuropeo. Ese giro le permitió estrechar el margen con su rival, al punto de llegar en los sondeos con una paridad que sólo se dirimiría con el decisivo voto de la izquierda, debiendo optar, entonces, entre la opción liberal euroentusiasta y la derecha conservadora, que resaltaba los símbolos del patriotismo y el euroescepticismo.

En ese escenario, la política económica que se elegiría para el país jugaba un papel central. Se puede afirmar que Polonia no ha sufrido graves crisis económicas e incluso ha seguido creciendo hasta el 1,7 % del PBI en el 2009, año en que el mundo se vio sacudido por la crisis financiera global. Pero ese nivel de actividad y las mejoras realizadas en los últimos años en los sistemas educativos, de salud, las pensiones y la administración pública elevaron el déficit fiscal. Por ello, el Gobierno al que pertenece Komorowski propone ponerse en línea con Europa y plantea como objetivo prioritario alcanzar una reducción del déficit hasta el 1% para el 2015. Esa meta requeriría de la privatización de sectores del Estado, que incluye la reducción del empleo público y una modificación del sistema tributario, al que habría que incorporar al sector agrícola que no paga impuestos.

Por eso, los votos del agro fueron para Kaczynki, que se erigió como el defensor de los campesinos y los grupos más desprotegidos. En su campaña, remarcaba una y otra vez que continuaría con las políticas que había iniciado su hermano gemelo y, si es necesario, subiendo aún más los impuestos. Esa proclama que aplaudían los hombres del campo y conservadores sirvió también para atraer el voto de la izquierda, que habitualmente repudia las reformas liberales con ajustes en el gasto público y se identifica más con las políticas sociales que propone el líder del partido Ley y Justicia.

Los campesinos, que alcanzan los 11 millones de electores, apoyan tradicionalmente a Kaczynski, quien ya había ganado en la primera vuelta en las zonas rurales con más del 45% de los votos, frente a un rival que es más fuerte en las ciudades.

La incertidumbre del resultado se mantuvo hasta el mismo día de los comicios, puesto que los
sondeos marcaban paridades y registraban entre un 4 y un 10% de indecisos.
Ese factor, sumado al millón de votos que aportaría la izquierda y al fantasma de mayor abstencionismo mantuvo en vilo el resultado hasta el último momento de la contienda. Pero la participación ciudadana fue superior a la de la primera vuelta, más del 54 % de los habilitados para votar concurrieron a las urnas.




El candidato liberal se había mantenido como favorito antes de la primera vuelta, pero su adversario conservador fue creciendo hasta forzar una segunda elección. Algunos politólogos piensan que Komorowski resultaba un candidato sin carisma y poco influyente sobre los más jóvenes, al tiempo que Kaczynski fue cambiando su habitual discurso agresivo y realizó una campaña más moderada que la anterior, prometiendo un perfil más conciliador con su pueblo al decir que intentaría ser un presidente para todos los polacos. Las personas que eran consultadas en la calle lo veían como un defensor de la gente de pocos recursos, los trabajadores y los agricultores.

Ambos candidatos representan a dos Polonias diferentes. Por una parte, Komorowski obtiene el respaldo de los jóvenes profesionales y en las ciudades más grandes. Kaczynski, tiene su apoyo en el campo, las personas mayores y en los defensores de la tradición. Sus estilos políticos también difieren totalmente: el candidato liberal es proeuropeísta y partidario de la economía de mercado, mientras que el líder del partido Ley y Justicia es un férreo opositor a los recortes del gasto público, a las privatizaciones y desconfía de las grandes empresas y la Unión Europea. Además, cuenta con un mayor apoyo de la Iglesia, que tiene una fuerte incidencia en la población, en particular, porque es la tierra que dio a luz a uno de los Papas más queridos como Juan Pablo II.

Sobrevolando toda la campaña estuvo la imagen y la sombra que desplegó sobre el país el accidente aéreo que en abril pasado terminó con la vida del presidente, su esposa y otros 94 pasajeros, entre ellos varios funcionarios. Ese trágico destino marcó la historia del país y empujó a su hermano gemelo a seguir con su legado. Aunque Jaroslaw Kaczynski señaló siempre que “Polonia es lo más importante”. Sin duda, la sensibilidad por el accidente y la presencia de su hermano en la campaña han tenido una fuerte impronta en las emociones de los electores.

Lo que dejan estas elecciones, a pesar de la derrota, es un ascenso político de Kaczynski, que lo posiciona como futuro candidato en las elecciones legislativas que se celebrarán en el 2011.
Por el lado del partido gobernante, el triunfo aparece como una llave para abrir las puertas de Europa, aunque con un estrecho espacio para maniobrar de aquí al 2011.

Los europeístas ven en estos comicios un avance de la Polonia más joven y urbana, que piensa en un futuro con mejor protagonismo en la Unión Europea y con una mayor liberalización económica. También creen que mejorarán las relaciones con dos vecinos estratégicos: Alemania y Rusia.

Lo que no tienen en cuenta los analistas proeuropeístas es que la compleja agenda que pretende desarrollar el gobierno puede tener un alto costo en popularidad. Entonces, la pregunta será si el Gobierno está en condiciones de pagar ese precio con la cercanía de otra elección que promete ser aún más complicada. En la actual situación de la Unión Europea lo más aconsejable es la cautela y afrontar las legislativas del 2011, para recién después, con un resultado favorable, encarar los ajustes de su programa.

Mirar sólo a Europa dando la espalda a la mitad de la población que votó por otra plataforma podría implicar un peligroso salto al vacío. Hoy, Europa se parece más a la Argentina del 2001 que a un bloque sólido capaz de contener a sus miembros.

En ese contexto, es probable que las aspiraciones de Kaczynski alcancen mayor valor en un país que quiere mantener su identidad y sus valores por encima del mercado. Es mucho más que una batalla ideológica, tiene que ver con la propia supervivencia y con el lugar que quiere ocupar en el mundo. Integrarse a un mercado común no siempre es beneficioso para un país, los ejemplos de Grecia, Portugal y España son elocuentes.

La integración implica intercambio y para que ese paso sea equitativo, ordenado, requiere de un contexto socioeconómico estable que permita que toda la población mejore su calidad de vida. Sino, es sólo alcanzar un índice para estar a la altura de otros estados que tienen otra economía.

El pueblo polaco tiene un año para reflexionar y pensar en su futuro. Las legislativas del 2011 serán un termómetro de la temperatura popular y un momento para elegir para dónde quieren mirar.

miércoles, 30 de junio de 2010

Por qué no pudo vencer Mockus

El candidato descendiente de lituanos irrumpió en la campaña como la gran esperanza para el cambio en Colombia. Su bandera de campaña estaba centrada en la ética, la lucha contra la corrupción y la idea de producir una revolución cultural desde la educación. En su discurso pretendió seducir a los jóvenes y abstencionistas, a la vez que imponía nuevas maneras de hacer política, concentrando más de 600 mil seguidores en Facebook y presentándose como la contracara del clientelismo que había puesto en marcha el uribismo.

Algunos analistas intentaron explicar el fracaso de la ola verde en la primera vuelta que, sin duda, dejó casi sellado el resultado final para el ballottage. Se dice que los slogans y discursos de campaña estuvieron dirigidos casi exclusivamente a sus seguidores en las redes sociales, por lo que quedaron excluidos gran parte del electorado que no tiene acceso a ellas. Si tenemos en cuenta que las zonas rurales y marginales conforman un porcentaje importante de la población, podemos sacar una primera conclusión.

El impulso de la candidatura de Mockus se acrecentó cuando las encuestas lo daban ganador o en un empate técnico con Santos. Pero en Colombia la ley electoral no permite que se realicen encuestas en la semana anterior a los comicios. Esa limitación impidió consignar los cambios que ocurrían en el electorado en la etapa más importante, momento en el que sí se permiten los debates televisivos.
Algunos politólogos aseguran que Santos ganó 10 puntos en esa semana previa a los comicios y que Mockus perdió cerca de 15 puntos, que fueron migrando hacia el Polo Democrático Alternativo y el Partido Liberal.

La Socióloga Doris Capurro, Presidenta de Ibarómetro, señalaba en la Revista Debate que “en los últimos días de campaña electoral, la virulencia y la apuesta de los candidatos se hacen más fuertes y, obviamente, eso tiene un fuerte impacto en los ciudadanos. En esos días, los indecisos o votantes fluctuantes empiezan a definirse e, incluso, a cambiar de posición”.

También se ha hablado mucho del efecto de las encuestas en la gente y hasta de que tuviera un efecto “perturbador” en aquellos que temían un cambio de dirección en las políticas de seguridad. Si bien Mockus prometía continuar con la lucha contra las FARC, su discurso aparecía tímido frente al de Santos. Por lo cual, el slogan oficialista que estaba centrado en la continuidad del plan de seguridad trazado por Uribe prevaleció sobre la idea central del candidato del partido verde que levantaba la bandera de la transparencia contra la corrupción.


Otro de los errores que se le señalan a Mockus es que sus discursos estaban diseñados en un lenguaje académico y que no era accesible para ciertos sectores de la sociedad alejados de las grandes ciudades. En cierta forma, quedó condicionado por su formación académica, siendo filósofo y matemático era afecto a las demostraciones simbólicas, como apariciones en público disfrazado y con slogans que invitaban a la repetición pero que seguían siendo abstractos e incomprensibles para aquellos que no eran tan jóvenes e instruidos. Si pensamos que el 46 por ciento de la población vive en situación de pobreza y otro tanto son marginales, queda una gran porción de la población sin acceso a su mensaje.

Los fieles seguidores de Mockus fueron los jóvenes que se sumergieron en las redes sociales y produjeron una verdadera revolución cultural, intentando seguir el ejemplo de Obama en EEUU. Pero estos jóvenes, al momento de desplazarse a las urnas no lo hicieron. Algunos esgrimieron distintos motivos de ese faltazo: la lluvia, el partido del mundial y la ausencia de madurez cívica. Debemos recordar que en Colombia el voto no es obligatorio y tiene una larga tradición de abstencionismo.

Mockus intentó contraponer la idea de “legalidad democrática”, aludiendo que todo se haría dentro de la ley e insinuando la ilegalidad e impunidad con que se movía Uribe. Pero los números en las encuestas mostraban que la ciudadanía seguía respaldando a Uribe y tuvo que bajar el tono de los ataques para que su discurso no confrontara con el sentir de la gente.

El analista Rosendo Fraga también remarcó los errores de centrar gran parte de la campaña en las redes digitales: “El acceso a las redes sociales, crece a medida que se eleva el nivel socio económico y educativo, entre los cuales hay fuerte relación, y de acuerdo a la disminución de la edad. Jóvenes con ingresos medios y altos es el segmento de mayor participación en las redes sociales. Un público determinado puede votar en forma totalmente diferenciada del promedio”.

La idea es compartida por otros consultores que creen en las limitaciones que existen todavía en la región al acceso a internet. Para replicar el fenómeno de Obama en las redes sociales deben darse ciertas condiciones de equidad social y de igualdad de oportunidades en el acceso a las tecnologías de la información. Para ello, se requiere de una política de Estado basada en la educación digital, programas que ya están en marcha, por ejemplo, en Argentina y Uruguay, en donde se les provee de una netbook a los alumnos en las escuelas.

Para el analista Juan Fernando Traversa “es errado explicarle a un colombiano del común que todos los problemas del país pueden ser resueltos a partir de un cambio cultural, así sea esto cierto (…) en campaña hay que hacerle fuerza a otras cosas más del común de la gente y con sencillez a la hora de expresarlo”. El relato hace referencia a que Mockus no utilizó un lenguaje simple y centrado en las necesidades inmediatas de la población.

Otros de los temas en donde se percibieron errores de estrategia en la campaña de Mockus fue el sistema de logística preparado para el día de la votación. Es clave que en esa jornada se le facilite los medios de transporte gratuitos a la gente para que puedan llegar al lugar de votación. Aquí fue donde perdió gran parte de la batalla el Partido Verde, puesto que el oficialismo utilizó toda la logística oficial para acercar a la gente de los poblados rurales y marginales a las urnas.

En el terreno de la imagen, Mockus tampoco tuvo muchos aciertos. La gestión de su identidad quedó anclada en la de un académico que proponía un cambio cultural y no trabajó en su discurso para hablarle a los distintos públicos. Y en estas épocas donde la gente vota candidatos y no propuestas, importa más como se es percibido. Una triste realidad, pero irrefutable a la hora de concentrar la atención de las masas. Por ello, Santos, aún sin un carisma que atraiga, centró su imagen en la continuidad de lo que realizó Uribe y se encargó de ensalzarlo cuantas veces pudo para obtener el arrastre de la importante imagen positiva con que contaba el actual presidente: un 73 por ciento de aprobación. Una cifra demasiado elocuente como para despegarse de ella, recordemos que Frei en Chile quiso manejarse independientemente de la figura de Bachelet, que contaba con más del 80 por ciento de imagen positiva, y no pudo llegar a la Casa de la Moneda.

Para el analista colombiano Juan Carlos Flórez, dos circunstancias incidieron para que se haya detenido el crecimiento de Mockus: "Una campaña sucia en su contra y una serie de rumores que asustaron al electorado especialmente en los sectores populares". El relanzamiento de la campaña de Santos con el asesoramiento del venezolano Rendón influyó en la campaña de desprestigio que instaló en las redes sociales acusándolo de ateo. La respuesta de Mockus pareció exagerada al decir “Yo soy católico; fui acólito y casi soy sacerdote”. Pero el clima en las redes se recargó de acusaciones y desmentidas, al tiempo que sirvió para desviar la atención de los verdaderos temas que le importaban a los colombianos.

La web se había convertido en una magnífica herramienta para captar nuevos seguidores, pero al mismo tiempo se erigía en un espacio libre para esparcir rumores. Esos rumores y ataques a la figura de Mockus en Internet detuvieron su crecimiento en la intención de voto. Hubo acusaciones cruzadas de todo tipo, aparecieron sitios anónimos diseñados para desprestigiar al oponente y se generaron muchos debates en la red. Se había iniciado la primera campaña 2.0 fuerte de Latinoamérica. Sin embargo, el ruido de los rumores y calumnias diluyó las buenas intenciones del candidato del Partido Verde que buscaba con ello construir su ansiada revolución cultural.

A pesar de todo, no se puede soslayar algunos datos que surgen del ballottage: Mockus obtuvo 3,5 millones de votos. Esto lo consolida como una nueva fuerza independiente que refleja en la actual Colombia un voto que levanta la voz y que rechaza la gestión del uribismo. Muchos colombianos no manifiestan su bronca en las calles por temor, sí lo hacen en las redes sociales.

Tal vez, dentro de dos generaciones los nativos digitales alcancen un porcentaje mayor de la población y puedan poner en marcha el cambio cultural que les dé un cimiento firme para construir la legitimidad democrática.

Por qué triunfó el continuismo en Colombia

Entender la lógica de un país que ha vivido por décadas en guerra permanente contra la guerrilla y, desde las sombras, con apariciones de paramilitares que hacen incursiones no menos violentas, requiere de un análisis diferenciado de otras democracias en la región. La lucha contra la violencia armada fue el tema excluyente por donde se movía la sensibilidad cívica de los colombianos, porque el miedo tuvo su espacio en la campaña y pesó mucho en la cabeza de los votantes, fueran estos urbanos o rurales.

Por ello, votaron por el candidato que les aseguraba la continuidad del programa de seguridad democrática que impulsó Uribe y que obtuvo sus trofeos más preciados en las llamadas Operación Jaque, en donde rescataron a Ingrid Betancourt y en la operación que terminó con la vida Reyes, el número dos de las FARC. En esa aventura, que produjo un conflicto con Ecuador, participó el por entonces Ministro de Defensa Juan Manuel Santos. La mayor fuerza de Santos estuvo, entonces, centrada en los duros golpes asestados a las FARC.


Sin embargo, una parte de la sociedad también observaba con estupor como aparecían los llamados “falso positivos”, aquellos civiles que eran encontrados muertos y vestidos como guerrilleros para mostrar los resultados de la lucha contra la insurgencia. También se escuchaban las voces que se alzaban para denunciar la compra de votos en las elecciones legislativas de marzo y las pinchaduras telefónicas de opositores y periodistas. Pero nada importaba, porque gran parte de sociedad le perdonaba todo a Uribe por haber domado, en parte, a los rebeldes que atacaban a los ciudadanos a lo largo y ancho del país.

A pesar de esas peligrosas irregularidades y las denuncias de corrupción, una gran parte del electorado prefirió no dar un salto al vacío por el cambio y mantenerse en el mismo camino con un delfín del uribismo. Santos es funcional a la estrategia de Washington, avala la presencia de tropas norteamericanas en las bases militares del país y mantiene la postura de línea dura con Chavez. Basta un dato para comprender esa alineación unilateral con el país del norte: sólo en 2009 recibió de los EEUU cerca de 6 mil millones de dólares para la lucha contra el narcotráfico y las actividades de las FARC a través del Plan Colombia. El candidato oficialista garantiza esa continuidad impulsada por Uribe y, por ello, recibió todo el apoyo logístico y comunicacional para que llegara a la Casa de Nariño.

Todo el aparato del oficialismo con su red clientelar que llegaba a lugares rurales y marginales, y un buen uso de los medios masivos de comunicación fueron algunas de las claves que le habrían dado el triunfo en la primera vuelta. Cabe aclarar que, en aquel entonces, las encuestas daban un empate técnico entre Santos y Mockus, motivo por el cual el candidato de la U dio un giro de timón y llevó a J.J. Rendón para revertir el panorama. Algunos analistas entienden que las “habilidades” del consultor para usar la propaganda sucia hicieron efecto en las redes sociales, ámbito donde Mockus se había consolidado entre los electores más jóvenes.

Otro factor que aparece habitualmente cuando las cifras en primera vuelta son tan amplias, es que se instala una tendencia al desánimo al ver como inalcanzable el 50 por ciento necesario para triunfar y, por ello, el abstencionismo aumenta.
Algunos politólogos también destacan que el discurso de Santos se conectaba más con la realidad que más pesaba y preocupaba a la gente, que tenía que ver con la firmeza para enfrentar a las FARC. El pueblo vio en el ex ministro de Defensa a un político decidido a culminar la tarea de terminar con la violencia.

Si hay un dato que ilustra la importancia que adquiere la continuidad del uribismo en la región, basta con escuchar la presentación que hizo la CNN de Santos cuando dio su discurso al ganar la primera vuelta: “escuchemos al heredero de la política de seguridad democrática”. Sin duda, contar con medios de comunicación extranjeros que respaldaran su candidatura mostraba la dimensión del aparato político-gubernamental y los recursos con que contaba para dar a conocer su propuesta.

Este dato es un indicio de cómo se había internacionalizado la campaña. Primero, las declaraciones de Chavez sobre Santos produjeron dudas sobre el efecto que pudieran tener sobre el electorado. El presidente venezolano había afirmado que Santos era “el máximo representante de la oligarquía colombiana al servicio del imperio estadounidense”. También, estaba pendiente un pedido de captura internacional sobre el ex Ministro de Defensa de Uribe por habilitar una incursión en territorio ecuatoriano para capturar a Reyes, evento que produjo la muerte de un ciudadano ecuatoriano.

En ese contexto, quedó muy clara la postura de la CNN que intentó mostrar a Santos como un estadista en todos los análisis que realizaron. Incluso, unos días después del ballottage, entrevistaron a Rendón para intentar despejar toda duda de campaña sucia a partir de su participación acompañando al oficialismo. El consultor venezolano fue acusado en varios países de hacer campañas para difamar a los adversarios y divulgar datos falsificados de sus vidas privadas.El periodista mexicano Ramón Betancourt califica a Rendón como “el rey de la propaganda negra, de la desinformación, del rumor como arma de propaganda política de desprestigio para aniquilar a los contrincantes de oposición y del mismo partido político”. Y va más allá aún, lo ve “como el nuevo Goebbels del nazismo moderno”. El consultor venía de llevar a Porfirio Lobos al triunfo en Honduras y tiene un récord importante en su gestión como asesor: de 22 campañas sólo perdió dos.

Luego, en un diálogo con la BBC, Rendón negó su participación en el armado de las pancartas políticas, grafitis y los mensajes que circularon por Internet que acusaban a Mockus de ser aliado de la guerrilla, de amenazas de muerte o que lo tildaran de ateo.
Todo ello nos demuestra, una vez más, que la política gira en torno a personalismos, en donde los partidos tradicionales quedan relegados a un espacio casi ilustrativo en el mapa electoral. Se impone un pragmatismo a ultranza, desligado de apetencias ideológicas, en donde la desmesura por el poder gana por goleada a cualquier idea de cambio que incluya el deseo de perseguir la transparencia o la legalidad.

Santos, con todo el aparato del poder acumulado por ocho años de uribismo y algunos éxitos en la lucha contra la violencia, pudo más que las necesidades reales que están pendientes pero que quedan en un segundo plano porque el reino del temor puede más. Resulta difícil comprender la quietud del pueblo colombiano ante datos tan duros como el nivel de pobreza que supera al 46 por ciento de la población y otro 17% que vive en situación de calle, lo que traducido en números significa que 20 millones de colombianos son pobres y 8 millones indigentes. A pesar de esos datos, Uribe se retira de la presidencia con una imagen positiva cercana al 73 por ciento. Parece, entonces, que todos los análisis posibles desembocan en un solo tema determinante: la mano dura contra la inseguridad.

El presidente electo Santos carece de un carisma que arrastre a las masas a las urnas, pero tiene a su favor toda la estructura del uribismo que goza de buena salud entre una porción importante de la población, en particular, los mayores y los ciudadanos de zonas rurales que no alcanzan a entrar en las redes sociales. También cuenta con el influyente diario El Tiempo, propiedad de su familia.

En los medios masivos de comunicación tuvo la habilidad de llegar a toda la población con un mensaje simple y claro, algo que no tuvo en cuenta Mockus, quien se centró casi exclusivamente en los jóvenes que acudían fervorosos a las redes sociales pero que carecían de cierto compromiso cívico, algo que las encuestas no pudieron medir en la primera vuelta.

Otro acierto del candidato de la U se registró en las alianzas que logró hilvanar con los más importantes partidos a los que convocó para formar parte de un gobierno de unidad nacional.