El mundo y sus protagonistas


lunes, 26 de noviembre de 2012

Sin piedras ni candados


Nadie puede callar la voz de los buenos periodistas. Incluso, como vivimos en una democracia con total libertad de expresión también tienen espacio para hablar los que no son tan buenos. 

La fuerza de la palabra escrita no la pueden borrar ni los necios, porque en su impericia para relacionarse con los demás no pueden ver más allá de sus narices. Por eso, pretenden llevarse la gente por delante, porque no pueden ver ni entender lo que sucede a su alrededor.
 
Durante estos últimos años aparecieron voces que hablaban en nombre del periodismo independiente, insinuando que no estaba garantizada la libertad de prensa. Esos mismos interpretes ahora pretenden levantar el dedo acusador sobre algunos periodistas que no comparten su línea editorial. 




Es preciso preguntarse a esta altura, ¿cuántos titulares aparecieron en las tapas de algunos diarios para denostar a algunos funcionarios y para subrayar supuestos errores sin confirmarlos? Ahora bien, en esas ocasiones nadie recurrió a la justicia para pedir que eliminaran esas notas. Entonces, ¿tienen derecho a tirar la primera piedra? Acaso nunca se han equivocado en sus hipótesis sobre conflictos e internas que esbozan en sus notas como si fuieran axiomas irrefutables.

La confusión se origina cuando se mezclan los intereses empresarios con el oficio de hacer periodismo. Peor aún, olvidan cuando en otras épocas no se podía ni siquiera hablar mal del gobierno porque no estabamos en democracia. 

Hoy tenemos en la prensa un espacio para disentir, cada uno desde su enfoque o ideología, y ese valor trasciende cualquier interés empresario. La palabra tiene valor, por eso muchos temen que se divulgue con total libertad.



Dentro del concepto de patria se incluye el de libre expresión, quien atente contra ella no respeta los valores democráticos. La verdadera patria se construye con la gente, no yendo contra ella para defender intereses económicos.

Fuerza a todos los periodistas que han sido amenazados simplemente por opinar distinto. Ya falta poco, la nueva Ley de Medios Audiovisual nos traerá una Argentina más equitativa y sin censuras. No habrá más piedras ni candados que limiten el bendito ejercicio del periodismo.



Lic. Walter Calabrese