El mundo y sus protagonistas


jueves, 15 de diciembre de 2011

La bandera de Palestina ondea en la Unesco

El presidente palestino Mahunud Abbás pudo ver parte de su sueño cumplido cuando se izó la bandera con los colores de su patria en la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Cultura y la Ciencia (Unesco) en Francia. Acompañado por la secretaria general de la Unesco, Irina Bokova, bajo una lluvia otoñal presenciaron los trazos negros, verde, rojo y blanco de la insignia palestina mientras se escuchaba por los altavoces el himno del país agasajado. La ceremonia fue considerada como una victoria diplomática y simbólica que marca un hito en el camino hacia la aceptación internacional de la soberanía palestina sobre sus territorios.

"Esta adhesión es un primer reconocimiento del Estado de Palestina", afirmó Abbas en su discurso. Luego añadió: “Estamos orgullosos que pese a la ocupación y al bloqueo hayamos siempre obrado por mantener nuestro patrimonio, incluido el religioso”.

También manifestó su esperanza en el futuro para que su pueblo tenga “un Estado independiente, que viva al lado de Israel en un espíritu de paz”, y agregó que “Es emocionante ver nuestra bandera izada y que pueda flamear en esta hermosa ciudad de París, entre todos los otros Estados. Esta admisión es un primer reconocimiento. Espero que esto sea un buen presagio para la admisión de Palestina en otras organizaciones internacionales”.

                        La bandera palestina en la sede de la Unesco en París  Foto: Reuters

Por su parte, Bokova se refirió a la cooperación con el pueblo palestino: “Quiero creer que la adhesión de Palestina a la Unesco es una oportunidad de mostrar que la paz y la seguridad se construyen también en la escuela, a través de la cultura y de la ciencia”.

En la 36° Conferencia General de la Unesco realizada el 31 de octubre pasado, el organismo confirmó la petición para incorporarse como estado con pleno derecho. La votación se constituyó con 107 votos a favor, 14 en contra y 52 abstenciones.

No obstante, la decisión adoptada abrió un espacio de conflicto para la institución, pues los EEUU tomaron inmediatas represalias retirando su financiación, que alcanza los 65 millones de dólares en 2011, más los 143 millones para los dos siguientes años. Esta medida confrontativa obliga a la Unesco a realizar un recorte importante en su gestión. Como contrapartida, algunos países anunciaron que harán contribuciones adicionales, como Gabón, con 2 millones de dólares e Indonesia, con 10 millones.

Estados Unidos es el mayor contribuyente de la Unesco, aporta el 22 por ciento del presupuesto que maneja el organismo. La medida de no continuar con la ayuda se sustenta en dos normas que prohíben al gobierno norteamericano el respaldo económico a una agencia de la ONU que avale a Palestina como Estado.

                                            El presidente palestino Abbas  Foto: AFP

Para Palestina, en cambio, resulta un peldaño más en su empeño por alcanzar el status de Estado pleno de derecho en la ONU, instancia que requiere el visto bueno del Consejo de Seguridad, que se compone de 15 representantes. Hasta el momento los palestinos no cuentan con los nueve votos necesarios para neutralizar la presión estadounidense que podría oponer su veto.

Israel y los EEUU repiten incansablemente que sólo mediante un tratado de paz se podría habilitar el establecimiento de un Estado palestino. Abbas y su gente afirman que fueron muy pacientes en los últimos 20 años de negociaciones y que no se produjeron avances significativos. A pesar de ello, Abbas enfatizó que no claudicará en su campaña para que Palestina sea reconocido como miembro pleno de la ONU teniendo el aval de la comunidad internacional y otros organismos.

El respaldo de la Unesco le facilita a Palestina el pedido de reconocimiento de 20 yacimientos arqueológicos como Patrimonio Mundial de la Humanidad, entre los que se encuentran la Basílica de la Natividad y la tumba del profeta Abraham en Hebrón, lugar considerado sagrado para los judíos y los musulmanes. Además, quedarían protegidas las ciudades de Belén y Jericó, ubicadas en territorios ocupados por Israel, así como monumentos que tienen un alto valor religioso, entre ellos, la mezquita de Ibrahim.
Mahmud Abbas calificó la adhesión a la Unesco como un hecho "histórico" y un "acto de justicia" hacia su pueblo.

El paraguas de la Unesco compromete a la Autoridad Nacional Palestina a la protección y preservación de esos lugares que forman parte del nuevo Patrimonio de la Humanidad, a la vez que genera su reconocimiento a nivel internacional. El sello de la Unesco es un compromiso de la comunidad mundial para salvaguardar el estado del patrimonio en el caso de que hubiera un conflicto militar.

El temor de Israel ante las consecuencias de “ocupar” un Estado

Israel es el principal aliado de EEUU en la región, un motivo suficiente para manejarse con un margen de maniobra más amplio y sin ataduras a ciertas leyes internacionales. De hecho, los israelíes manifestaron que si la ONU reconocía la existencia del Estado palestino, los acuerdos de Oslo, el frágil proceso de paz y la misma Autoridad Palestina no tendrían ningún valor. 

Inmediatamente tras la admisión de Palestina, el Estado de Israel anunció que aceleraría el proceso de colonización en Jerusalén Este y en Cisjordania. 

Para calmar las aguas, algunos interlocutores internacionales como Tony Blair mantienen la propuesta de reanudar las negociaciones entre ambos países. En tanto Obama cree que un nuevo espacio de diálogo podría aliviar el aislamiento regional que sufre Israel, al tiempo que le quitaría fuerzas a la ofensiva turca y al todavía indeterminado resultado que trae la primavera árabe sobre Medio Oriente.

Sin embargo, pocos piensan en un cambio de actitud en Netanyahu, que mantiene su empecinada postura de aprobar nuevos asentamientos de colonias israelíes en territorios palestinos. Estos hechos acentúan el pesimismo que sigue reinando en el mundo diplomático de Oriente Próximo.

                                      El líder israelí Netanyahu en la ONU  Foto: Reuters

 
En lo inmediato, los palestinos no tendrán cambios en su forma de vida en las franjas ocupadas. Lo que sí cambiaría es el status legal de los ocupantes de los territorios.

En el caso de que la ONU aceptara la fórmula que reconoce las fronteras palestinas que datan del armisticio de 1967, corregidas con intercambios, como lo propuso Obama hace pocos meses, medio millón de israelíes podrían ser considerados ocupantes de un Estado extranjero de acuerdo a las leyes internacionales


                                              Abbas en la ONU  Foto: Reuters


 
El conflicto podría escalar si Palestina pide el ingreso en la Corte Penal Internacional y denuncia allí los actos que sean considerados como crímenes por el accionar israelí. Esta posibilidad ha generado cierto temor en los funcionarios de Israel, puesto que quedarían expuestos a una captura internacional. Es algo que parece muy difícil de vislumbrar en un contexto en donde EEUU prevalece por su sintonía con Israel. Pero, el escenario de la región ha cambiado con la primavera árabe y el avance del islamismo en Túnez y Egipto. Si el efecto se propaga a otros actores cercanos, la posición de Israel será más que incómoda.

La primera reacción del gobierno de Netanyahu a la movida palestina en la Unesco ha sido
repartir gases lacrimógenos y otras armas a los colonos para que puedan defenderse en caso de marchas de los palestinos. También preparó a sus soldados para reprimir cualquier disturbio.



La urgencia de resolver el enfrentamiento israelí-palestino

Cuesta entender desde Occidente que un país como Israel sea considerado democrático, puesto que no todos los ciudadanos gozan de los mismos derechos. La población palestina es sometida y oprimida sistemáticamente en Cisjordania y en la franja de Gaza, los muros construidos por Israel se asemejan a un cerco que contiene a prisioneros de guerra.

La opresión de los pueblos por razones étnicas, políticas, sociales o religiosas está produciendo revueltas y duelos cara a cara con los gobiernos hegemónicos. Cayeron líderes que hasta hace unos años eran intocables, que permanecían increíblemente anquilosados a estructuras de poder avaras y de espaldas a su pueblo. Pero un día la bronca estalló y se propagó. La gente se ha “indignado” frente a los abusos de poder y esto puede afectar posiciones hegemónicas y estructuras geopolíticas diseñadas ad hoc para mantener un statu quo global. Hoy, EEUU y la Unión Europea tambalean ante la crisis financiera internacional, datos que hablan de una nueva época en donde las restricciones y los cambios pueden hacer caer a antiguos aliados. Ya no está Mubarak para ser funcional a ciertos intereses norteamericanos, ni Gadafi para frenar la oleada musulmana. 

En un mundo árabe reconstruido y con el avance del islamismo parece imperioso el logro de un acuerdo para descomprimir el conflicto israelí-palestino.

Paradójicamente, Israel también se acerca cada vez más a una teocracia, el ser judío está por encima de toda norma de convivencia. En ese contexto, el choque de religiones podría hacer que la violencia gane tiempo para estar presente y romper con el delicado equilibrio que se mantiene en las zonas cercanas al territorio de Israel.

Los fundamentalismos religiosos cierran puertas y abren enconos, porque la mirada se aloja en el dogma. Desde allí sólo se puede ver un paisaje único, sin matices, un cuadro que hay que mirar sin críticas y sin espacio para el reclamo. El dogma uniforma, no permite la convivencia de costumbres y tradiciones distintas.

En el otro extremo aparece el Ecumenismo, una palabra para recordar y que supo interpretar muy bien Juan Pablo II cuando mensualmente mantenía un fluido diálogo interreligioso con todos los credos del mundo.
Democracia significa que es posible disentir con el oponente con respeto. En el encuentro del pensamiento ecuménico y democrático podrán encontrarse posibles caminos para el diálogo y la negociación del conflicto israelí-palestino. No es fácil, pero vale el intento.


Lic Walter Calabrese 


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