La exigencia no alimenta el stress de los alumnos, la ignorancia si puede aplastarlos contra los muros de la pobreza. Y no hay peor pobreza que desconocer que uno puede trabajar por sus sueños estudiando, preparándose para la vida.
Hace pocos días un especialista en Psicología dijo que nuestras actuales escuelas se asemejan a meros galpones donde se alojan alumnos por unas horas. Cuando se escuchan estos comentarios y se cotejan con la realidad educativa de algunos establecimientos educativos de Capital Federal, podemos ver, lastimosamente, el deterioro y descuido en la materia. La escuela primaria y la secundaria han dejado de cumplir con el rol de formadores, y esto no es culpa de los docentes sino de las directivas ministeriales que imponen una currícula "light" para que los chicos pasen de grado de cualquier manera.
Cuando llegan a nuestras manos, los profesores debemos empujar el carro cada vez con más fuerza para que al menos atiendan en clase. No digo que todo está perdido, pero estamos a tiempo de revisar lo que no estamos haciendo en la educación inicial y secundaria.
Un abrazo a todos los colegas en este día.
Lic. Walter Calabrese
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