El mundo y sus protagonistas


domingo, 30 de septiembre de 2012

El efecto boomerang


Para aquellos que están acostumbrados al engaño no resulta frecuente que se cuestionen sobre los males que causan a otros. En realidad, ni siquiera reflexionan sobre las consecuencias de dichos actos. Probablemente, sus conciencias hayan quedado anestesiadas por la codicia y la ambición desmedida que les quita toda posibilidad de acercarse al sentido común.

En la Argentina de hoy, proliferan los vivos que buscan atajos para sacar provecho y ventajas del prójimo, sea de la capa social que fuere. No pueden distinguir la sutil diferencia que existe entre ser honesto y ser estafador. No se trata de ponerse en jueces sino en poder dar una semblanza del corrupto que cree tener impunidad eterna para manipular a la gente.

Lo que no han advertido estos personajes débiles, porque lo son al caer ante cualquier tentación que llene sus bolsillos, es que la vida da muchas vueltas, algunos le llaman "efecto bumeran". Cosechas vientos y sembrarás tempestades, dirán otros.

Tampoco entienden que hay un solo juez que pone todo en orden, aquel que puede ver hasta en los rincones más oscuros en donde se escabullen los sátrapas del engaño. Ante Dios nunca podrán esconderse, y menos podrán ante los buenos cristianos. En la Biblia hay un pasaje que dice claramente sobre lo que le acontecerá a quien se atreva a molestar a sus hijos amados.




También en la web hay oportunistas que buscan obtener rédito rápidamente utilizando el nombre de otras páginas de internet sin respetar el derecho de autor.  Afortunadamente, algunas sentencias ya han sentado jurisprudencia sobre ello dándole la derecha a quien registró primero el nombre o marca en Nic.ar. Sobre este asunto la comunidad de blogueros y cibernavegantes ha tomado nota, y se solidarizan con aquellos que han sido estafados en su buena fe. Respetar el derecho de autor es actuar con nobleza, no hacerlo es plagiar.

Sería saludable que aquellos que no encuentran el rumbo en su relación con el prójimo puedan acercarse a lo que Dios nos reclama como hijos, a elegir la buena senda. Siempre hay tiempo de hacer lo correcto.
En Colosenses 3:9 la Palabra de Dios nos da una pauta: "Tampoco se engañen los unos a los otros..."

Cuando algunos de sus hijos son amenazados, Dios mismo pelea la batala por ellos. Es para pensarlo detenidamente. He visto reiteradamente ver caer a gente por enfrentarse con cristianos que simplemente querían hacer lo correcto y, por ese solo hecho, molestaba a quienes actuaban en las sombras. Jesús lo dijo claramente: "Nadie se burla de Dios ni de sus hijos".

A aquellos que han querido estafarme al no respetar los derechos de autor de mi sitio web y blog tienen la oportunidad de redimirse ante Dios haciendo lo correcto. Por otro camino, llega el efecto bumeran, que es una ley que se cumple porque el hombre desconoce el concepto de lealtad.

Vuélvanse a Dios, es tiempo de hacer el bien, solo hace falta un poco de sentido común. Porque a los hijos de Dios nadie los engaña. Cristo vence siempre.








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