El mundo y sus protagonistas


domingo, 28 de octubre de 2012

El recuerdo de Néstor Kirchner y su obra


Cuando una figura política deja una huella muy profunda en su pueblo en imposible evitar que los recuerdos nos acompañen para resaltar su obra. Néstor rompió el molde, fue un hombre puramente de acción, con convicciones firmes para tomar decisiones fuertes y conflictivas, como aquellas que le duelen al establishment por alterar su statu quo. 

Apareció en la escena nacional en el momento que el país era un hervidero incontenible, luego de una profunda crisis que puso todo valor político en cuestionamiento tras el colapso del 2001. Aquel acontecimiento que rozó a todos los argentinos había logrado instalar el escepticismo en cada hogar, no había espacio para pensar en horizontes posibles, mucho menos imaginarse con esperanzas.



Tal vez, el gran mérito de Néstor Kirchner fue el de encontrar los caminos para reencontarse con la gente desde gestos simples y desacartonados, como cuando se salía del protocolo para saludar a la muchedumbre.  De a poco, pensando en la gente más que en la economía fue reposicionando el concepto de la política en la sociedad para mostrarlo como un instrumento posible para el cambio. Sin duda, su mayor mérito fue reinstalar el debate político en el centro de la escena pública.



Llegó al gobierno con sólo el 22% de los votos, puesto que no pudo exponer todo su respaldo en la segunda vuelta por una pavorosa huida de su contrincante. Muchos dudaban de su legitimidad y bases de apoyo para su proyecto. Lo que no sabían era que el nuevo presidente tenía una extraordinaria capacidad de negociación que le permitiría construir su propio esquema de poder.

El final de su mandato contrasta fuertemente con ese complejo inicio al concluir su gestión con 60 puntos de imagen positiva. En cuatro años, había logrado que  el estado se fortalezca para ponerle un pie sobre la cabeza a la economía y permitir que ésta cumpla un rol social, permitiendo inclusión, redistribución de la riqueza, recomposición salarial y mayor empleo. 

Sin duda, Néstor también será recordado como un gran latinoamericanista, fue un nexo permanente para permitir que la región tuviera un diálogo fructífero. Este proceso integrador culmina con su magnífica gestión como titular de la Unasur. Uno de los hechos que retrató esa enorme capacidad de convocatoria fue el caso de la crisis que sufrió el presidente Correa en Ecuador, en donde su intervención fue vital para frenar el atropello en aquel país.


Vivió para la política con coraje y una llamativa audacia para tomar decisiones, reavivó la idea de militancia, acercó a los jóvenes al debate, tuvo aciertos y errores, pero siempre trabajó por una Argentina más justa e inclusiva. 

Cuando la Nación necesitó un estratega para sacar a flote la nave, desde el sur surgió un gran capitán que supo tomar el timón con firmeza para navegar en aguas turbulentas para llevarnos a buen puerto. Por eso, la gran mayoría del pueblo argentino lo recuerda con mucho respeto y valora cabalmente su obra que, sin duda, marcó un nuevo estilo de hacer política, buscando que la acumulación de poder sirva como instrumento para ayudar a la gente. Y eso es muy difícil de olvidar.




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