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miércoles, 4 de enero de 2012

FAO: el precio de los alimentos puede traer más hambre en 2012



“Muchas más personas pasarán hambre, desempleo y necesitaremos encontrar nuevas formas para ayudar a esos gobiernos”, agregó Graziano. En el 2010, la FAO estimó que en el mundo hay 925 millones de personas que padecen el hambre en países en desarrollo.

En busca de la estabilidad alimentaria mundial

Los precios de las materias primas agrícolas han tenido una gran volatilidad en los últimos años, estos cambios desestabilizan y presionan a muchos productores en todo el planeta. También los consumidores se ven directamente afectados por el alza del precio de los alimentos, factor que puede incidir en el nivel de pobreza que puede alcanzar una familia.



                                       El hambre, un flagelo que no hemos sabido erradicar



El índice de precios de los alimentos de la FAO viene mostrando curvas crecientes desde el año 2006, hasta llegar a un continuo aumento que fue récord en el 2008. En el 2010 se alcanzó un nivel histórico que agudizó la situación de muchos países pobres, un panorama que se mantiene en la actualidad.
Es casi una ironía que en el siglo XXI una de cada siete personas pase hambre en el mundo y que el 80 por ciento de la humanidad sólo viva con menos de 10 dólares por día. En algunos países en desarrollo ese monto es aún menor.

Uno de los últimos informes que publicó la FAO da cuenta sobre el hambre en el planeta (http://www.fao.org/publications/sofi/es), en donde se alienta a la restructuración del flujo de inversiones destinados para la agricultura y la seguridad alimentaria en los países más golpeados en sus economías. La propuesta es mostrada como un requisito ineludible para garantizar la salud y bienestar de millones de personas que viven acosados por el hambre debido a la volatilidad y constantes incrementos de los precios internacionales de las materias primas.

En este sentido, se estimula la continuidad de la agricultura familiar para recuperar alimentos tradicionales, a la vez que les permite obtener ingresos y trabajo para los pobladores, factores que les permitiría eludir la dependencia de los mercados de las commodities. También es una manera de reforzar las redes de seguridad social para ayudar a las familias en situación de riesgo.


                                          La cultura familiar en la producción de alimentos



Paolo Groppo, analista de la División de Tierras y Agua de la FAO, informó recientemente que la producción agrícola para producir alimentos “está llegando a su cénit” y que el incremento iniciado se está frenando debido al agotamiento de las tierras más productivas.
La organización de la ONU ha modificado su visión sobre el concepto de producción primaria sustentado en el uso de la tecnología, ahora pone en primer lugar al campesino y su medio ambiente.
Groppo considera que el proyecto apunta a remarcar el valor de la producción rural sin la visión economicista, entendiéndolo como un verdadero patrimonio que se vincula con la cultura local.

En este camino, resaltó lo que ocurre en el altiplano andino, en Perú y Bolivia, donde existen tres mil tipos de patatas y su diversidad es preservada por las tradiciones indígenas, a pesar de no encontrar valor en los mercados comerciales. Groppo considera que la restitución de tierras a las comunidades indígenas puede asegurar una economía de subsistencia al tiempo que contribuye a preservar el patrimonio cultural y medioambiental en áreas económicamente castigadas.


                                       ¿Por qué siguen existiendo estas imágenes en el siglo XXI?


El dato que sustenta este programa proviene, justamente, de que el 70 por ciento del hambre mundial está concentrado en los espacios rurales. Una extraña paradoja sin sentido, pues allí es donde se elaboran las materias primas para los alimentos. Solo es posible entender esto al contemplar la desigualdad social que aún persiste en un mundo que se jacta de los adelantos tecnológicos y digitales, pero que no puede vencer a su peor enemigo: el egoísmo. Nadie debería suplicar para recibir su alimento, es un derecho natural que tiene que ser respetado. Los que tienen poder sí pueden hacer mucho para cambiar esta vieja historia, pero siguen distraídos.




                                             Ningún niño debería suplicar por su alimento




Especialistas de la FAO advierte sobre la caída en la producción de alimentos



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